Los animales del bosque se dieron un
cuenta un día de que ninguno de ellos era el animal perfecto: los pájaros
volaban muy bien, pero no nadaban ni escarbaban; la liebre era una estupenda
corredora, pero no podía volar ni sabía nadar... Y así todos los demás.

Convenzámonos: un pez debe ser pez, un
estupendo pez, un magnífico pez, pero no tiene por qué ser pájaro. Un hombre
inteligente debe sacarle punta a su inteligencia y no empeñarse en triunfar en
deportes, en mecánica y en arte a la vez. Una mucha fea difícilmente llegará a
ser bonita, pero puede ser simpática, buena y una mujer maravillosa... porque
sólo cuando aprendamos a amar en serio lo que somos, seremos capaces de
convertir lo que somos en una maravilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario