Buenos días, os pido que dejemos por un
momento todo lo que estamos haciendo para comenzar la oración de la mañana.

La autorización del Papa y de las autoridades
eclesiales para fundar una Congregación Apostólica, sin clausura para las
mujeres era en aquel tiempo inconcebible, y suponía ir demasiado lejos
cuando la Reforma
del Concilio de Trento había prohibido fundar nuevas congregaciones religiosas
y confinado a las mujeres a la estricta clausura.
Si ella se hubiese preparado y comprometido
a aceptar una forma de vida religiosa en clausura, hubiera obtenido la
aprobación papal. Sin embargo, ella no lo hizo y prefirió hacer frente a
la disolución y abolición de su congregación, sufrir prisión, ser acusada como
hereje y ser desacreditada antes que abandonar su profunda convicción que era:
“No hay tal diferencia entre hombres y mujeres, y las mujeres podrán hacer
mucho en este tiempo”.
Dios Padre nuestro, ayúdanos a participar
en la misión que tu Hijo Jesús tiene en toda la creación. Haz que nuestro
colegio sea signo de tu presencia y testimonio de la Buena Nueva. Que tu
Espíritu nos de sabiduría y nos guíe como guiaste a Mary Ward durante su vida
de entrega, de servicio y de generosidad.
Hecha nuestra petición nos despedimos en el
nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.
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