domingo, 12 de enero de 2020

LUNES 13 DE ENERO. ¿Somos cisnes o tiburones?

Esta escena de la película Up in the Air es terriblemente provocadora. El discurso de Ryan Bingham (George Clooney) ¿es pragmático o cínico? ¿es de alguien que vive bien o de alguien desencantado con el mundo? ¿De veras pesan los otros tanto en nuestra mochila que sería mejor vivir sin ellos? Pero, sin compromiso, sin preocupación recíproca, sin amistad o amor (con todas sus turbulencias), ¿qué nos queda? ¿Una suma de instantes sin más conexión que uno mismo? ¿Somos cisnes o tiburones?


viernes, 10 de enero de 2020

VIERNES 10 DE ENERO, Carta a Dios: cosas que me rondan

Bueno… hemos conseguido finiquitar un año más en pie. Con alguna que otra cicatriz más, pero también con un montón de historias añadidas a la 'colección-de-momentos-imprescindibles', compartidos con personas fundamentales en mi vida (gracias por cada una de ellas… son tan imprescindibles como esos momentos que colecciono…).
Hace años que no escribo carta a los Reyes… así que, quizá he perdido un poco la práctica. Este año, he decidido escribírtela a Ti. Para bien o para mal, he ido ganando la costumbre de amoldarme a lo que va viniendo, a lo que voy viviendo, así que no suelo hacerme grandes planes. A pesar de ello, sí me gustaría compartir contigo algunas de las cosas que me rondan la cabeza en estos días, aún a sabiendas de que las conoces mejor que yo…
Hay algo que aprendí de siempre (mis padres se encargaron de grabar a fuego en nuestro ADN ciertas cosas y una de ellas es esta): vivir desde el agradecimiento. Dar gracias a la Vida (…que me ha dado tanto…) por cada momento vivido, de alegría o de dolor. Porque los dos son imprescindibles. Por cada persona que llega a mi vida, aunque no a todas las tenga presentes de la misma forma, pero todas aportan, porque todas enseñan.
Y desde ese agradecimiento vital,  este nuevo año empezaré por pedirte que sigas manteniendo la presencia… es otro de los mejores regalos que me hicieron en casa de siempre, y, sinceramente, me alegro que sea de las cosas que no se han ido desgastando con los años. Has ido ganando terreno, como ganan los buenos vinos con el tiempo. Y como los buenos vinos, es reconfortante comprobar que siempre estás más presente en las ocasiones importantes. Tan importante como respirar… Y me siento agradecida por ello (también por respirar…).
No quiero que me evites los momentos duros. No quiero vivir en una burbuja. Quiero seguirme empapando de las realidades con las que me encuentro, seguir aprendiendo… Sí me gustaría que los vacíos que a veces se provocan en esos días de vida a contrapelo los sigas llenando, que me sigas acompañando y llevando de la mano, aunque me ponga terca, como si aún fuera adolescente (aborrescente a veces, de acuerdo…). Que me sigas sosteniendo… porque ya tengo comprobado que solo contigo puedo levantarme, que aunque tire la toalla, la puedo volver a recoger.
Que me sigas mirando, también los días en que ni yo soy capaz de mantenerme la mirada en el espejo, porque es la forma en que, quizá, sólo quizá, sea capaz de acabar perdonando mis imperfecciones.
En fin… en realidad, nada que no hayas hecho por mí hasta ahora. Intentaré, por mi parte, seguirte el paso, que no siempre es fácil, pero tampoco imposible. Sigue teniendo paciencia, por favor. Y si me despisto, ya sabes, pon la música más fuerte, que seguro que siguiendo la pista te encuentro de nuevo…


Emilia

jueves, 9 de enero de 2020

JUEVES 9 DE ENERO.Carta a Dios: de gratitud y ayudas

¡Hola Dios! Empieza un nuevo año. Y lo primero que quiero es darte las gracias. Gracias por un nuevo año, una nueva oportunidad de hacer que este que entra sea fructífero, que cuente, que cuando lo cierre pueda decir que mereció la pena, que ayudé a quien lo necesitaba, que estuve ahí para los míos y para los otros, que haya podido dejar una huella buena en los que se crucen en mi camino…
Y sí, el año nuevo trae esas oportunidades, así que ahora toca pedirte ayuda para aprovecharlas.
Te pido que me ayudes a vencer la pereza. Esa que te hace quedarte en un sillón, mirando una pantalla en vez de salir al encuentro de los otros, a comunicarte, a echar una mano. Es tan fácil… no haces nada y listo… Uf, ¡qué día/tarde perdidos que luego me pesan tanto!
Te pido que me ayudes a salir de mi egoísmo. En esto, al menos eso creo yo, es muy fácil caer. O es lo que YO quiero, y si no a discutir. O es lo que a MÍ me apetece, o quita que me estás molestando. O es lo que YO he planeado, y o caras largas porque me cuesta adaptarme.
No quiero más de eso… la cosa es descubrir este año lo que quieres Tú… me da que eso puede cambiar las cosas… a mejor.
Y enganchando con esto, te pido un poco más de fe. De sentirte cerca. De que estas cosas que te he contado más arriba en mi carta, no me alejen de ti. Porque me terminan comiendo el tiempo, el día, la semana… la vida.
Y puesto que se avecinan cambios en el trabajo, casi seguro a peor, pero te pido que allá donde me toque ir, lleve una actitud de ayuda, acogida, humanidad. Que me llegue como una misión tuya. Sé que así lo llevaré mucho mejor.
Dame fuerzas para hacerlo de verdad y no quedarme en palabras. Sé que sentirte cerca me ha ayudado muchas veces. Sé que con tu ayuda puedo hacerlo.
Gracias por esta nueva oportunidad.
Un abrazo. Estamos en contacto ;-)

Almudena Cuesta Quintero

miércoles, 8 de enero de 2020

MIÉRCOLES 8 DE ENERO. Carta a Dios: desde los puentes del tiempo

Querido Dios:  Mismos días, mismas horas, de nuestros innegociables “puentes” de año. Digo “puentes” porque eso son para mí: transiciones agradecidas, reconciliadas y esperanzadas entre el cierre de un año y la apertura del otro. Mismos días y mismas horas, pero distintos lugares: así viene la vida del peregrino, y no lo digo con amargura -tal vez algún deje sí, pero no mayormente-, es que sigo aprendiendo que la historia que regalas es siempre historia de salvación, con sus perdidas y novedades. Por eso vale recuperar lo recorrido y esperar lo que se ofrecerá delante.
Nuestro dos mil diecinueve me pilla cansado; ¡no me pidas que sea concreto en el balance! Pero justamente por haber sido un año épico e incendiado, agotadoramente sembrado, partido y repartido, los frutos siguen frescos, abundantes en su mayoría.
No es que siempre haya sido así. Tú conoces bien esos años de invierno y sequía... y hoy vuelvo a entender que aquellas podas e intemperies preparan estas cosechas con superavit
Mirando desde nuestro pasado primero de enero, donde dejamos el último “puente” de año, recorro mi agenda, mi instagram, mi cuaderno; cierro los ojos y levanto aquellas vivencias que todavía laten, aquellas palabras, miradas, actividades, nombres, ambientes -únicos o asiduos. Los recupero, busco agradecidamente qué me dejaron, y te los voy presentando a modo de ofrenda, para alabarte.
Contigo me animo a entrar con paz en todo lo vivido. No me desilusiono al encontrar fracasos. No todo funcionó. Algunas partidas todavía se extrañan. Algunas veces no reaccioné de la mejor manera. Algunos encuentros no fueron como yo esperaba o necesitaba o hubiera querido. Algunas ideas y proyectos no funcionaron del todo o no terminaron de cerrar. Pero también tu venida al mundo tuvo idas y vueltas: ayer con Zacarías -que quedó mudo por dudar, hoy con San José -que casi abandona a María en secreto, mañana con Herodes -persiguiéndolos...
En medio de la historia, real en sus luces y tinieblas, lo que despierta esperanza es encontrar que por esas idas y vueltas se abre tu salvación.
Si contigo cosecho los frutos, tampoco tengo que tener miedo de cosechar los 'fracasos', o los 'deshechos' del año. Quiero levantarlos, quiero rastrillarlos también; revisarlos con ternura y así que no amarguen la nueva siembra.


Ya ha empezado y va tomando velocidad, nuestro dos mil veinte delante. Y que el brindis sea casi litúrgico, creyendo que con él Vienes y tanta vida a celebrar, o a cuidar, o a socorrer.
Ya estamos cruzando el puente, y el tiempo nuevo promete, y te prometo también yo a Tí en este tiempo nuevo...

  • seguirte mostrando, seguirte diciendo, nombrarte aún más Jesús. Que si hoy soy el que soy, si celebro este año nuevo, de vida, es porque un día alguien -tantos, infinita deuda- te nombró en mi vida.
  • habitar el silencio, y que el silencio me habite. Porque ahí, en esa hondura, me creaste hombre nuevo para un mundo nuevo.
  • creer en el cuerpo, material y social. Escuchar la salud, aprender de ritmos más naturales, aminorar las carreras que esconden una misteriosa ansiedad agazapada en sus rincones. No se trata de entregarse menos, sino de partirse sin el reproche ni el mandato de una inquietud compulsiva. Y seguir ensayando la misión participada, compartida, al son de tu Espíritu que acompasa los instrumentos más dispares.
Allá fue, Señor de la historia, aquel dos mil diecinueve de fuego; sea calidez acopiada cuando vuelva el invierno. Aquí   ha venido, este dos mil veinte que arranca; traerá más milagros, gracia, encuentros, conversiones... algunos errores y faltas a enmendar, probablemente, pero sobre todo risas y lágrimas recogidas, en tu Nombre.
Así espero encontrarte este nuevo año, sin reproche de haberme guardado o acobardado. Seguimos cerca. Hasta pronto.


Santi María Obligio

WEDNESDAY, MARCH 17. SAINT PATRIK DAY

THE NAME OF THE FATHER, AND THE SON, AND THE HOLY SPIRIT, AMEN VENERABLE MARY WARD, PRAY FOR US