“Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que esta desempeña. La mujer es imprescindible para la Iglesia“, afirmó el Papa Francisco en entrevista.
En opinión del Obispo de Roma, “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, aunque sugirió que no incluiría un cambio en la actual prohibición al sacerdocio femenino. “Temo la solución del ‘machismo con faldas’, porque la mujer tiene una estructura diferente del varón. Pero los discursos que oigo sobre el rol de la mujer a menudo se inspiran en una ideología machista”.
Ante estas palabras del Papa Francisco, a muchos cristianos y cristianas nos nace la esperanza de que las cosas pueden cambiar respecto al trato y el lugar que la Iglesia da a la mujer.
Aun así, no nos podemos engañar, queda mucho por recorrer. La Igualdad dentro de la Iglesia no ha sido hasta ahora una prioridad, y ello ha provocado que se la haya dejado fuera de la mayoría de los ámbitos de decisión y trabajo, dándole la mayoría de las veces unas responsabilidades más acordes a los roles establecidos culturalmente que a su formación, preparación, capacidad y vocación.
Es por ello que la Iglesia, y nosotros somos Iglesia, tenemos que hacernos una profunda auto-crítica, y trabajar por la Igualdad dentro de la iglesia. Queda muchísimo por recorrer. Nuestro camino es mucho más largo, porque mientras la sociedad lleva tiempo dando pasos por la igualdad, la Iglesia ni siquiera se los ha planteado.
Si como cristianos hablamos de Justicia, de valores humanos, de dignidad, de respeto, Dios nos confronta y nos exige que hablemos de igualdad dentro de nuestra casa, dentro de nuestra Iglesia, En la casa de Dios.
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