HEROÍSMO COTIDIANO
Lo verdaderamente grande en
nuestra vida es lo pequeño, lo normal, lo cotidiano, realizado con amor en el
día a día de la vida, sin esperar a que algún hecho heroico, nos lleve al
éxito, a la fama, a la gloria, o que algún acontecimiento especial, maravilloso
nos lleve a una felicidad plena. Lo verdaderamente heroico, especial y
maravilloso es el constante buen hacer de lo cotidiano.
Aprendamos, pues, a centrar
nuestra atención, ilusión y energías en hacer bien lo normal, lo de cada día:
disfrutar de una charla con los amigos, de un rato de lectura, de un paseo, de
una buena comida, de hacer nuestros deberes o de estudiar, de ayudar en alguna
tarea en casa.
Reserva cada día y en todos los
días de tu vida un tiempo para el silencio, para estar a solas contigo mismo,
para escuchar tus anhelos, para perdonarte y perdonar a los demás, para
asimilar las pequeñas o grandes frustraciones del día a día, para poder ir
saboreando los logros y las alegrías de cada día; para poder ir viviendo a fondo
lo único que tenemos, el momento presente, la vida que transcurre segundo a
segundo, ofreciéndonos la continúa oportunidad de ser felices.
ORACIÓN
Enséñame, Señor,
a vivir el don de
cada día.
Sin otros planes
que los tuyos,
los de cada día.
Que pueda
maravillarme de tu amor, Padre,
cada día.
Dame un corazón,
Señor,
manso con el
sufrimiento de cada día,
fuerte y amoroso
en la lucha de cada día.
Que cada día sepa
confiar en Ti, Padre,
dejando en tus
manos el mañana,
sin inquietud, sin
prisas.
Que cada día
estrene tu paz,
recibiendo de Ti,
cada día, la vida.
Enséñame, Señor,
a vivir el don de
cada día.
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