Y tocaron las trompetas y Dios dijo:
“Se acabó”. Y toda la gente que aún vivía se dio cuenta de que era el fin. Y se
pusieron todos a la cola, en la puerta de la otra vida, arreglándose el
vestido, peinándose un poco y frotando los zapatos con disimulo porque era la
hora del juicio y había que estar presentables.
Así que apareció san Pedro por la
puerta leyendo a gritos su recado: “Por orden... que manda... que pasen los
pobres... los presos... los que tienen hambre...”. Y seguía su cantinela hasta
que terminó con un sonoro “y todos los oprimidos”.
Una macabra caravana se fue formando y,
sin más trámite, entró en el cielo.
La fila quedó entonces mucho más
vistosa. Todo lo sucio, lo feo, lo roto, lo desastrado había desaparecido, y
los que quedaban se miraron sonrientes. Ahora vamos nosotros - pensaban todos.
San Pedro, que había entrado a
acompañar a los primeros, volvió a salir y, con cara de funcionario de
ministerio, dijo: “Completo, ya no caben más”.
Se organizó un revuelo tremendo. ¡Cómo
que no cabemos! ¡Ahí hay sitio para todos! ¡Estás loco, déjanos pasar!
Asustado por la revuelta, san Pedro le
gritó al ayudante: “Corre, dile al Jefe que salga”. Y al momento, vino Dios a
la puerta y todos se callaron porque le tenían muchísimo respeto: “¿Qué pasa
aquí? ¿A qué viene este griterío?
San Pedro le dijo: “Nada, Jefe, que les
he dicho que está completo y se han puesto furiosos”.
“Por mis barbas, Pedro, que eres la
monda... ¿Quién ha dicho quien está completo? Te he dicho que ya están todos,
que no es lo mismo...
Pedro puso cara de no entender, pero se
calló y Dios siguió diciendo: “Ya están todos los que entraron por derecho
propio (eso lo dije ya hace muchos siglos). Ahora, los que quedan iréis pasando
de uno en uno por esa mesa. En ella se sentará un representante de cada una de
las pobrezas que hubo en la tierra y juntos formarán un jurado. A ellos
tendréis que demostrarles que, en la vida, fuisteis sus hermanos y, si ellos os
reconocen como tales, iréis pasando. El cielo es para toda la familia...
¡Suerte! Yo os espero dentro, que ya ha empezado la fiesta.
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