EL LEÓN Y EL RATÓN
Un día en que un león estaba dormido, un
ratón pasó corriendo por su cara. El león se despertó con un rugido y atrapó
al ratón entre sus patas. El ratón, asustado, temió estar a punto de morir y
suplicó por su vida.
—¡Por favor, grande y poderoso león, por favor, deja
que me vaya! Devuélveme mi libertad y un día yo te recompensaré por tu
generosidad.
Al león le
sorprendió tanto que el diminuto, tembloroso y atemorizado ratón pensara que
podría ayudar a alguien tan grande, fuerte y osado como él que soltó una gran
carcajada y dejó que el ratón se fuera.
Algún tiempo después, cuando el ratón corría de un
lado a otro entre la maleza, oyó rugir al león. Le pareció como si el león
tuviera algún tipo de problema y fue a ver si podía ayudarle. El león estaba
atrapado en la red de un cazador y no podía escapar.
—No hay nada que tú puedas hacer para ayudarme —dijo
el león tristemente, al ver al ratón—. Cuando los cazadores vuelvan con sus
lanzas, me matarán.
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—Aún no ha llegado tu último día —dijo el ratón. Y comenzó
a mordisquear la red con sus afilados dientecitos. Pronto hizo un agujero lo
suficientemente grande como para que el león pudiera salir.
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