Cuando logras lo que quieres
en tu búsqueda mundana
y el mundo te hace rey por un día,
ponte ante el espejo y mírate en él
y escucha lo que tiene que decirte.
Porque no son tu padre,
ni tu madre, ni tu
esposa
los que habrán de juzgarte al final.
La persona que pronuncia
el veredicto más importante
es la que ves reflejada en el espejo.
Algunos dirán que eres un tipo estupendo
y te llamarán gran hombre o gran mujer,
pero el rostro en el espejo
dirá que eres un necio
si no puedes enfrentarte a él.
Es a éste a quien han de complacer,
los demás no cuentan,
éste estará a tu lado hasta el fin.
Y sabrás que has superado
la prueba más dura
si en el espejo ves un rostro amigo.
En tu vida podrás engañar al mundo entero,
recibir su aprobación a tu paso,
pero sólo cosecharás lágrimas y dolor
si engañas al rostro del espejo.
Og Mandino.
El milagro de la palabra
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