Hablamos de el Ébola, de la Gripe Aviar, el SIDA, y todas aquellas enfermedades que matan personas, proyectos de vida. Pero la enfermedad que más mata no es ninguna de ellas, sino la pobreza. La pobreza es una pandemia que se ha extendido por todo el mundo que provoca miles de muertes.
Dios, ya desde el Antiguo Testamento nos previene y nos pone en alerta sobre esta enfermedad y como situarnos ante ella. Jesús, nos habla de las bienaventuranzas, un manifiesto que plantea el amor de Dios por los los pobres, y nos propone un plan de acción en Mt 25. Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed...
Aun así, nosotros seguimos mirando hacia otro lado y desde occidente sólo ponemos tiritas, Tiritas no para curar, sino para acallar conciencias. La mía, la tuya, la de todos.
EN el siguiente hipervínculo tenemos una reflexión sobre las tiritas que no curan la pobreza.
http://vimeo.com/97063058
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