no es mucho lo que nosotros y nosotras podemos hacer desde aquí. Colaborar económicamente, si, pero también rezar, para que sepamos parar esa maldita guerra y todas esas gentes puedan volver para construir sus nuevas casas con nuestra ayuda. Y rezar, para que mientras, en este duro invierno, para que los responsables tomen decisiones humanas que les ayuden a sobrellevar esta tragedia.
En esta semana de Mary Ward, estoy seguro de que se sumaría a la siguiente oración.
Oración por los emigrantes y refugiados
Señor, Dios. Tú, que has creado todos los pueblos a tu imagen, te adoramos. Elevamos nuestros corazones y nuestras voces hacia Ti.
Te pedimos por los países y los pueblos, de donde han huido los refugiados.
Que la paz entre los pueblos, la reconciliación a todos los niveles, y el desarrollo humano para todos, pueda convertirse en realidad.
Te pedimos por los países de origen de todos los emigrantes, que buscan mejores condiciones de vida, para ellos y para sus familias. Te pedimos por sus jefes, para que se comprometan con el bienestar de su pueblo.
Te pedimos por los « extranjeros » que viven en nuestros países, que terminan en los suburbios y en los barrios pobres de las grandes ciudades, donde comparten su vida con los marginados o con los que están sin trabajo.
Te pedimos por todos los que tienen el poder de decidir los acuerdos y las leyes internacionales. Que miren, no sólo por los intereses de sus propios países, sino que tomen en consideración la situación de los países pobres del mundo.
Abre nuestros corazones, nuestras casas, y nuestras iglesias a los extranjeros, refugiados, y a todos los que buscan asilo político. Que se sientan acogidos e integrados en nuestra sociedad.
Te pedimos por todos los cristianos y por los hombres y mujeres de buena voluntad. Que la comunidad cristiana nacida de Pentecostés, en la « diferencia de culturas », se abra a los emigrantes, no sólo para acogerlos, sino sobre todo para crear la « comunión” entre las diferentes comunidades, y vivir así la universalidad de la Iglesia
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor, que era un refugiado y que ha plantado su tienda entre nosotros.
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