Encuentro con frecuencia jóvenes
con la disponibilidad de Samuel, la confianza de María, la generosidad para
dejarlo todo de Mateo, la inquietud por propagar el Evangelio de Pablo... Pero
te preguntan: Lo que yo siento, ¿es llamada de Dios? Lo que oigo en la oración,
¿viene de Dios? ¿Cómo saber si todo esto es cosa de Dios? He aquí la respuesta:
1. Si me despierta y saca de la
mediocridad, si compromete y complica mi vida, pero la llena y da sentido..., es voz de Dios.
2. Si me hace salir de mi tierra,
de mi pequeña isla o mar y me lanza al mundo entero..., es voz de Dios.
3. Si llama al corazón, al amor,
a la generosidad, a la ilusión..., no al miedo ni al temor..., es voz de Dios.
4. Si me invita a ser
profundamente feliz y a hacer felices a los demás... si habla el lenguaje de la
confianza, del Padre a su hijo..., es
voz de Dios.
5. Si me hace descubrir la propia
realidad de pobreza ("Soy un niño", "No soy capaz"), pero
también lo que puedo hacer con su ayuda..., es voz de Dios.
6. Si me va liberando de cosas,
de mi egoísmo, de mí mismo; si rompe mis planes, como se los cambió a María de
Nazaret..., es voz de Dios.
7. Si no me saca de este mundo,
pero me hace estar en él como levadura, sal, luz..., es voz de Dios.
8. Si me invita a acercarme, a
estar y a sentir a los más pobres, a dar vida, alegría, esperanza, plenitud,
sentido..., es voz de Dios.
9. Si no tiene nada que ver con
los anuncios televisivos, si no es para hacerme más famoso, ni me va a dar más
dinero y poder, ni lo que me ofrece lo pueden robar los ladrones, ni carcomer
la polilla, ni devaluar las caídas de la bolsa..., es voz de Dios.
10. Si no me llena de palabras
para avasallarme, sino que en ocasiones calla y hace silencio invitándome a la
reflexión, a la búsqueda humilde y a la oración paciente.... es voz de Dios.
11. Si esa voz va germinando en
mí lentamente, como la semilla en el surco, si me invita a centrarme en Cristo,
a seguirle, a convivir con El, a ser su amigo..., es voz de Dios.
12. Si es como un eco evangélico,
si en la oración no puedo sacármelo del pensamiento..., es voz de Dios.
13. Si es para extender su Reino,
mejorar el mundo, hacerlo más humano, anunciar a Cristo y su Buena Nueva y no
para anunciarme a mí mismo..., es voz de
Dios.
14. Si así también lo siente y lo
ve mi comunidad y mi grupo; si cada vez soy más feliz siguiendo la llamada..., es voz de Dios.
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