RASCACIELOS
Tres sabios decidieron emprender un
viaje, porque, a pesar de ser tenidos por sabios en su país, eran lo bastante
humildes para pensar que un viaje les serviría para ensanchar sus mentes.
Apenas habían pasado al país vecino cuando divisaron un
rascacielos a cierta distancia. «¿Qué podrá ser ese enorme objeto?», se
preguntaron. La respuesta más obvia habría sido: «Id allá y averiguadlo». Pero
no: eso podía ser demasiado peligroso, porque ¿y si aquella cosa explotaba
cuando uno se acercaba a ella? Era muchísimo más prudente decidir lo que era,
antes de averiguarlo. Se expusieron y se examinaron diversas teorías; pero,
basándose en sus respectivas experiencias pasadas, las rechazaron todas. Por
fin, y basándose en las mismas experiencias —que eran muy abundantes, por
cierto—, decidieron que el objeto en cuestión, fuera lo que fuera, sólo podía
haber sido puesto allí por gigantes.
Aquello
les llevó a la conclusión de que sería más seguro evitar absolutamente aquel
país. De manera que regresaron a su casa, tras haber añadido una más a su
cúmulo de experiencias.
¿A qué conclusiones llegáis tras leer esta parábola? ¿ A que realidades que nos rodean podemos asemejar este tipo de actitudes?
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