Y creó Dios al hombre, a imagen de Dios los
creó: hombre y mujer los creó. Y les dijo: “CRECED Y MULTIPLICAOS; DOMINAD LA
TIERRA Y SOMETEDLA”.
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y hubo opresiones, asesinatos, explotaciones,
exterminios, injurias, humillaciones, ingratitudes, traiciones y olvido de
Dios. Y también hubo grandeza de alma, amistad, agradecimiento, perdón,
hospitalidad, fraternidad, solidaridad, paciencia, tesón, sinceridad, justicia,
esperanza y mirada fijas en Dios.
Y CREÓ AL HOMBRE JESUCRISTO.
Despojado voluntariamente de su rango de Hijo
de Dios, en todo semejante a los hombres menos en el pecado, dio su vida por
todos, fue triturado por nuestros delitos, y sus heridas nos han curado.
Por eso su Padre Dios lo resucitó. Y recreó
Dios al hombre y a la mujer en Jesucristo. Y lo hizo criaturas nuevas a imagen
de su Hijo. Y los alzó a la categoría de
hijos suyos en su Hijo. Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y hubo quienes renegaron de la fe por intereses
inconfesables, y vanidad a raudales y sed de poder y obsesión de tener.
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo. Y hubo una legión de mártires, y apareció el
fenómeno de los ermitaño y anacoreta, y se organizaron los catecumenados y la
penitencia pública, y Benito de Nursia dio origen a una potente corriente de
espiritualidad.
Y vio Dios que las cosas eran buenas.
Y hubo herejías, soberbia, intransigencia y
falta de diálogo, e intromisiones de los emperadores en los asuntos de las comunidades
cristianas y doblegamiento de algunos pastores al poder civil.
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
Y surgieron los prohombres de la ortodoxia y
de la libertad de las comunidades cristianas: Hilario de Poitiers, Atanasio de
Alejandría, Basilio de Cesarea, Juan Crisóstomo, Ambrosio de Milán... Y pagaron
con el destierro o el sufrimiento moral su lealtad a Jesucristo, a los hombres
y a las comunidades.
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y hubo cismas y autoritarismo, y cruzadas
contra los musulmanes, y hogueras y cárceles para los supuestos herejes, y
guerra contra los partidarios de la reforma de Lutero, y marginaciones,
opresiones y penas de muerte por diferencias religiosas.
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
Y surgieron grandes campeones del ecumenismo y
la unidad: Catalina de Siena, Fray Luis de León, Francisco de Sales, Dietrich
Bonhöefer, el Patriarca Atenágoras y Gandhi, Juan XXIII y el doctor Ramsey...
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y hubo abandono del pueblo llano, y despotismo
de los señores feudales, y compraventa de los cargos eclesiásticos, y un clero
que confundió el servicio pastoral con un negocio lucrativo.
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
Y nacieron las escuelas catedralicias y los
hermanos de Francisco de Asís, y los predicadores de Domingo de Guzmán, y las
devociones populares y la música sacra. Y muchos monjes dedicaron parte de sus
vidas a copiar a mano libros de la antigüedad para transmitirnos la cultura y el
saber del pasado. Y Gregorio VII puso en marcha una reforma valiente que le
costó morir en el destierro.
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y hubo dos y tres papas a un tiempo, y se
comerció con las indulgencias, y la doctrina de Lutero degeneró en multitud de
confesiones y sectas, y las condenas de Roma enconaron las pasiones, y se
enfrió el fervor de algunas órdenes religiosas, y se realizó el suntuoso acervo
artístico del Vaticano, y se colonizaron las américas...
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
Y hubo concilios universales que renovaron la
vida de los cristianos, y nació la Compañía de Jesús, y hubo un gran movimiento
misionero hacia Asia y África, y se hicieron los primeros catecismos para
fieles, y se pusieron los cimientos del derecho internacional en la Universidad
de Salamanca, y los nativos de América tuvieron excelentes abogados como
Bartolomé de las Casas y Toribio de Mogrovejo, y Teresa de Ávila con Juan de la
Cruz reformaron la Orden Carmelitana...
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y hubo miseria en el pueblo humilde, y
cristianismo hipócrita en las altas clases nobles, y anticlericalismo rabioso,
y una teología decadente y superficial, y fe poco profunda, y el papa que
corona emperador a Napoleón Bonaparte, y algunos reyes que tienden a crear
iglesias nacionales en las que ellos puedan intervenir más.
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
Y se sentaron las bases de las libertades
democrática y de los derechos humanos, y hubo hombres y mujeres de talla en lo
referente al amor a Dios y a los hombres, Vicente de Paúl, Juan María Vianney,
José de Calasanz, y surgieron las congregaciones religiosa entregadas a la
instrucción de los niños, al cuidado de los enfermos y ancianos, al servicio de
los pobres. Y el cardenal Berülle se entregó a la formación de los sacerdotes.
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y hubo industrialización con su secuelas de
explotación y degradación de la persona, y fuertes convulsiones sociales, y el
Índice de libros prohibidos, y muchos se lanzaron a hacer las américas, y hay
hambre en plena Europa, y se trafica con los negros de África, y las metrópolis
medran a costa de las colonias.
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
Y se iniciaron los movimientos litúrgicos,
teológicos, bíblicos, catequéticos. Y el marxismo hace plantearse a la Iglesia
su función más característica de pregonera y difusora de la justicia y el amor.
Y el padre Damián y Juan Bosco dejan un maravilloso testimonio. Y los mártires
de Uganda son una inyección de savia nueva para la cristiandad del viejo
continente.
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y aparecen filosofías racistas, y guerras
mundiales y genocidios, y guerra fría e imperialismo, y carrera de armamentos y
multinacionales, y trata de blancas y mafias, y dictadura y consumismo, y
corrupción política y económica, y un Tercer Mundo cada día más engullido por
el hambre, y un clero conformista, y pasividad de los seglares, y complicidad
de los cristianos en estructuras injustas, y la contaminación...
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
Y nació la Acción Católica y la Sociedad de
naciones, y el obispo de Münster plantó cara a Hitler, y la doctrina
socio-política de los últimos papas, y el Vaticano II, y la renovación permanente
de la Iglesia y la no violencia, y el ecologismo, y el tercermundismo, y
Amnistía Internacional y Justicia y Paz, y la Madre Teresa de Calcuta, y el
arzobispo Oscar Arnulfo Romero, y los derechos humanos de la ONU, y las
comunidades eclesiales...
Y vio el Señor que las cosas eran buenas.
Y recreó Dios al hombre y a la mujer en
Jesucristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario