El pasado jueves, 27
de Enero de 2014, un chico de 19 años,
Cristian, murió en la casa de refugiados inmigrantes que los frailes mercedarios tienen en la comunidad de Madrid. Cristian,
chico Camerunes, sin papeles ni Tarjeta sanitaria, sufrió un episodio de
fiebre. Tras llamar al Samur y personificarse el médico de urgencias en la casa,
comprobaron que el chico tenía 44 grados de fiebre. Cualquier otra persona, hubiera sido inmediatamente
hospitalizada en el hospital de urgencia. En este caso el médico decidió darle
paracetamol y antibiótico.
Cristian murió al
mediodía del día siguiente. Ante una
situación como esta se plantean muchas preguntas, pero la principal es ¿Por qué
no fue ingresado? Hoy ya no se puede hacer nada, excepto denunciar una
situación como esta y rezar por el alma de este chico así como su familia.
Es por eso que os
propongo rezar el siguiente Salmo pidiéndole a Dios , rogándoles a Dios que nos
haga capaces de hacer un mundo más Justo.
Alfredo
El pasado jueves, 27
de Enero de 2014, un chico de 19 años,
Cristian, murió en la casa de refugiados inmigrantes que los frailes mercedarios tienen en la comunidad de Madrid. Cristian,
chico Camerunes, sin papeles ni Tarjeta sanitaria, sufrió un episodio de
fiebre. Tras llamar al Samur y personificarse el médico de urgencias en la casa,
comprobaron que el chico tenía 44 grados de fiebre. Cualquier otra persona, hubiera sido inmediatamente
hospitalizada en el hospital de urgencia. En este caso el médico decidió darle
paracetamol y antibiótico.
Cristian murió al
mediodía del día siguiente. Ante una
situación como esta se plantean muchas preguntas, pero la principal es ¿Por qué
no fue ingresado? Hoy ya no se puede hacer nada, excepto denunciar una
situación como esta y rezar por el alma de este chico así como su familia.
Es por eso que os
propongo rezar el siguiente Salmo pidiéndole a Dios , rogándoles a Dios que nos
haga capaces de hacer un mundo más Justo.
Alfredo
Salmo de la Solidaridad
Aquí estoy, metido en un mundo confuso y tenso. Este mundo, Señor, de los hombres en que vivo.
Esta sociedad agitada y nerviosa, cansada y dura donde sólo viven y tienen derechos los fuertes.
Esta sociedad, Señor, llena de injusticias, donde la ley del hampa es la mentira hecha verdad, donde la ley de la selva es el látigo hecho poder,donde la ley del amor se ha hecho ley de violencia, donde la ley se ha hecho norma a base de abuso. Aquí estoy, Señor, queriendo ser libre en mi utopía, amurallado, cercado, perseguido, en callejón sin salida.
Quiero ser libre. Quiero vivir desde mis raíces;ser yo mismo; tener mi originalidad.
Quiero abrir y dar las manos a los hombres a mi paso;hacer de la amistad la ley de mi vida;hacer de la sencillez
el clima para vivir en fraternidad Quiero abrir camino paso a paso sin perder mi identidad.
No quiero quedarme solo. No quiero venderme a nadie.Yo creo, Señor Jesús, en la utopía que nos dejaste;
en la alternativa, en el desafío de la Comunidad.Me resisto a vivir solo. Yo busco, Señor,la solidaridad.
No me gusta, Señor Jesús,esta sociedad que he recibido.No acepto sus sistemas, ni sus estructuras
opresoras.No quiero entrar en el juego de sus tentáculos.Mi protesta, Señor, contra lo viejo, lo gastado.
Mi grito, Señor, es contra la ley que esclaviza al hombre.
Quiero cambiar mi vida. Quiero fuerza interior para cambiar el mundo.Quiero empeñarme, comprometerme en el mundo de los que sufren; dejar de decir sólo palabras y mojarme en hechos.Quiero vivir en mi carne el dolor de los hombres rotos;
'sobrevivir' con los que sobreviven apenas;saber lo que es vivir con ritmo de muerte continua.Quiero ser voz del hombre amordazado. Y manos del amarrado.Quiero ser el grito de los hombres que mueren en la noche.
Aquí estoy, Señor Jesús, con las manos abiertas a la ayuda; con el corazón cercano al que sufre;
queriendo ser no violento.Aquí estoy, Señor, para aprender que solo el amor cambia la vida;para denunciar sin odios las injusticias; para llevar esperanzas al hombre pisoteado.
Señor Jesús, yo sé que tu vida se complicó demasiado.Yo sé que luchaste por la paz y la justicia y la libertad;
que lo diste todo por el amor y la verdad;que perdonaste y devolviste la dignidad humana a muchos hombres.
que viviste entre marginados y asumiste su vida.Yo sé que proclamaste que Dios era Padre para ellos;
que llamaste a vivir en tu Reino a los hombres de corazón roto; que fuiste sincero, verdadero, transparente.
Yo sé que no te entendieron, que te quedaste solo.
Yo sé que te acorralaron los poderosos y te condenaron; que te metieron en la cárcel y te sentaron en
el banquillo; que te clavaron en un madero como un maldito; que te mataron para que las cosas siguiesen igual.
Yo sé que tu muerte fue un fracaso. ¡Un fracaso!
Pero yo sé que tú diste la vida con amor; que tu vida, tu estilo de vida, no podía quedar en el sepulcro; que tu Padre,
Señor de la Historia, te levantó, te puso en pie. Yo sé que resucitaste. Lo sé. Y creo en ti,
SEÑOR RESUCITADO
Aquí estoy, metido en un mundo confuso y tenso. Este mundo, Señor, de los hombres en que vivo.
Esta sociedad agitada y nerviosa, cansada y dura donde sólo viven y tienen derechos los fuertes.
Esta sociedad, Señor, llena de injusticias, donde la ley del hampa es la mentira hecha verdad, donde la ley de la selva es el látigo hecho poder,donde la ley del amor se ha hecho ley de violencia, donde la ley se ha hecho norma a base de abuso. Aquí estoy, Señor, queriendo ser libre en mi utopía, amurallado, cercado, perseguido, en callejón sin salida.
Quiero ser libre. Quiero vivir desde mis raíces;ser yo mismo; tener mi originalidad.
Quiero abrir y dar las manos a los hombres a mi paso;hacer de la amistad la ley de mi vida;hacer de la sencillez
el clima para vivir en fraternidad Quiero abrir camino paso a paso sin perder mi identidad.
No quiero quedarme solo. No quiero venderme a nadie.Yo creo, Señor Jesús, en la utopía que nos dejaste;
en la alternativa, en el desafío de la Comunidad.Me resisto a vivir solo. Yo busco, Señor,la solidaridad.
No me gusta, Señor Jesús,esta sociedad que he recibido.No acepto sus sistemas, ni sus estructuras
opresoras.No quiero entrar en el juego de sus tentáculos.Mi protesta, Señor, contra lo viejo, lo gastado.
Mi grito, Señor, es contra la ley que esclaviza al hombre.
Quiero cambiar mi vida. Quiero fuerza interior para cambiar el mundo.Quiero empeñarme, comprometerme en el mundo de los que sufren; dejar de decir sólo palabras y mojarme en hechos.Quiero vivir en mi carne el dolor de los hombres rotos;
'sobrevivir' con los que sobreviven apenas;saber lo que es vivir con ritmo de muerte continua.Quiero ser voz del hombre amordazado. Y manos del amarrado.Quiero ser el grito de los hombres que mueren en la noche.
Aquí estoy, Señor Jesús, con las manos abiertas a la ayuda; con el corazón cercano al que sufre;
queriendo ser no violento.Aquí estoy, Señor, para aprender que solo el amor cambia la vida;para denunciar sin odios las injusticias; para llevar esperanzas al hombre pisoteado.
Señor Jesús, yo sé que tu vida se complicó demasiado.Yo sé que luchaste por la paz y la justicia y la libertad;
que lo diste todo por el amor y la verdad;que perdonaste y devolviste la dignidad humana a muchos hombres.
que viviste entre marginados y asumiste su vida.Yo sé que proclamaste que Dios era Padre para ellos;
que llamaste a vivir en tu Reino a los hombres de corazón roto; que fuiste sincero, verdadero, transparente.
Yo sé que no te entendieron, que te quedaste solo.
Yo sé que te acorralaron los poderosos y te condenaron; que te metieron en la cárcel y te sentaron en
el banquillo; que te clavaron en un madero como un maldito; que te mataron para que las cosas siguiesen igual.
Yo sé que tu muerte fue un fracaso. ¡Un fracaso!
Pero yo sé que tú diste la vida con amor; que tu vida, tu estilo de vida, no podía quedar en el sepulcro; que tu Padre,
Señor de la Historia, te levantó, te puso en pie. Yo sé que resucitaste. Lo sé. Y creo en ti,
SEÑOR RESUCITADO
Esta sociedad agitada y nerviosa, cansada y dura donde sólo viven y tienen derechos los fuertes.
Esta sociedad, Señor, llena de injusticias, donde la ley del hampa es la mentira hecha verdad, donde la ley de la selva es el látigo hecho poder,donde la ley del amor se ha hecho ley de violencia, donde la ley se ha hecho norma a base de abuso. Aquí estoy, Señor, queriendo ser libre en mi utopía, amurallado, cercado, perseguido, en callejón sin salida.
Quiero ser libre. Quiero vivir desde mis raíces;ser yo mismo; tener mi originalidad.
Quiero abrir y dar las manos a los hombres a mi paso;hacer de la amistad la ley de mi vida;hacer de la sencillez
el clima para vivir en fraternidad Quiero abrir camino paso a paso sin perder mi identidad.
No quiero quedarme solo. No quiero venderme a nadie.Yo creo, Señor Jesús, en la utopía que nos dejaste;
en la alternativa, en el desafío de la Comunidad.Me resisto a vivir solo. Yo busco, Señor,la solidaridad.
No me gusta, Señor Jesús,esta sociedad que he recibido.No acepto sus sistemas, ni sus estructuras
opresoras.No quiero entrar en el juego de sus tentáculos.Mi protesta, Señor, contra lo viejo, lo gastado.
Mi grito, Señor, es contra la ley que esclaviza al hombre.
Quiero cambiar mi vida. Quiero fuerza interior para cambiar el mundo.Quiero empeñarme, comprometerme en el mundo de los que sufren; dejar de decir sólo palabras y mojarme en hechos.Quiero vivir en mi carne el dolor de los hombres rotos;
'sobrevivir' con los que sobreviven apenas;saber lo que es vivir con ritmo de muerte continua.Quiero ser voz del hombre amordazado. Y manos del amarrado.Quiero ser el grito de los hombres que mueren en la noche.
Aquí estoy, Señor Jesús, con las manos abiertas a la ayuda; con el corazón cercano al que sufre;
queriendo ser no violento.Aquí estoy, Señor, para aprender que solo el amor cambia la vida;para denunciar sin odios las injusticias; para llevar esperanzas al hombre pisoteado.
Señor Jesús, yo sé que tu vida se complicó demasiado.Yo sé que luchaste por la paz y la justicia y la libertad;
que lo diste todo por el amor y la verdad;que perdonaste y devolviste la dignidad humana a muchos hombres.
que viviste entre marginados y asumiste su vida.Yo sé que proclamaste que Dios era Padre para ellos;
que llamaste a vivir en tu Reino a los hombres de corazón roto; que fuiste sincero, verdadero, transparente.
Yo sé que no te entendieron, que te quedaste solo.
Yo sé que te acorralaron los poderosos y te condenaron; que te metieron en la cárcel y te sentaron en
el banquillo; que te clavaron en un madero como un maldito; que te mataron para que las cosas siguiesen igual.
Yo sé que tu muerte fue un fracaso. ¡Un fracaso!
Pero yo sé que tú diste la vida con amor; que tu vida, tu estilo de vida, no podía quedar en el sepulcro; que tu Padre,
Señor de la Historia, te levantó, te puso en pie. Yo sé que resucitaste. Lo sé. Y creo en ti,
SEÑOR RESUCITADO
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