Yo, como cristiano, no sé si es desmedida o no, solo sé que han muerto 23 personas intentando buscar una vida mejor, intentando buscar un futuro. Pero lo escandaloso no es que sean 23, sino que desde 1988 han muerto por este deseo más de 20.000 personas en el estrecho.
Como cristiano, el evangelio dice, "fui extranjero y me acogisteis", y Dios dice, que "cada vez que lo hicisteis a uno de estos mis hijos, me lo hicisteis a mi" . Además, las declaración de los Derechos Humanos, que establece con derecho inalienable e inviolable de la persona la libre circulación entre países.
Si se quiere dar solución a este problema, tenemos que empezar por entender que el que emigra por hambre y necesidad, no lo hace porque quiere, sino porque no le queda más remedio. Por tanto, en vez de poner tanta muro y disparar tantas pelotas de goma, lo que tenemos que hacer es lo que decimos una y otra vez en las diferentes campañas, colaborar en los países de origen para que puedan desarrollarse y por tanto sus habitantes no tengan que irse a ningún otro lado para que puedan tener un futuro medianamente decente.
20.000 personas son 20.000 vidas, y como cristianos, tenemos que denunciar esta situación.
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