viernes, 17 de junio de 2016

VIERNES 17 DE JUNIO, Emociones


CON ESTE CORTO NOS DESPEDIMOS HASTA EL CURSO QUE VIENE.
ACORDAROS ESTAS VACACIONES DE LOS DEMÁS, DE LOS QUE TENÉIS A VUESTRO LADO, Y OS ACORDAREIS DE DIOS.


HASTA EL CURSO QUE VIENE


DISFRUTAR LAS VACACIONES


jueves, 16 de junio de 2016

martes, 14 de junio de 2016

MARTES 14 DE JUNIO, Auto de fe

Estamos en Sevilla en el siglo XVI. Acaba de celebrarse un gran auto de fe, en el que han sido quemados cerca de cien herejes. De pronto, en medio de la multitud, aparece Jesús. El pueblo lo reconoce en el aspecto de su rostro. A su paso, la gente llora, y cae de rodillas. Cura a un anciano y ciego y resucita a una niña, ante el estupor y la conmoción de todos. En aquel momento, delante de la catedral aparece el Gran Inquisidor. Se detiene, contempla la escena y comprende instantáneamente lo que está sucediendo. Entonces ordena a la guardia que detengan a Jesús. Por la noche, el Cardenal Inquisidor se presenta en la cárcel. Y dice a Jesús que guarda silencio: 
“¿Por qué has venido a estorbarnos?... Tú quieres irle al mundo, y le vas, con las manos desnudas, con una ofrenda de libertad que ellos, en su simpleza su innata cortedad de luces, ni imaginar pueden, que les infunde horror y espanto... porque nunca, en absoluto, hubo para el hombre y la sociedad humana nada más intolerable que la libertad. Y ¿ves tu esas piedras en este árido y abrasado desierto?. Pues conviértelas en pan, y detrás de ti correrá la humanidad como un rebaño, agradecida y dócil, aunque siempre temblando, no sea que tú retires la mano y se les acabe el pan. Pero tú no quisiste privar al hombre de su libertad, y rechazaste la proposición, porque ¿qué libertad es esa, pensaste, que se compra con pan?... Ninguna ciencia les dará pan, mientras continúan siendo libres, sino que acabarán por traer su libertad, y echarla a nuestros pies y decirnos: mejor será que nos impongáis vuestro yugo, pero darnos de comer. Comprenderán por fin, que la libertad y el pan de la tierra, las dos cosas juntas para cada uno, son inconcebibles, porque nunca, nunca sabrán ellos repartírselas entre sí. Se convencerán asimismo de que tampoco pueden ser nunca libres, porque son apocados, viciosos, insignificantes y rebeldes... Nos admirarán y nos tendrán por dioses, por  habernos avenido, estando a la cabeza de ellos, a soportar la libertad que ellos temían, y señorearlos... Pero nosotros decimos que somos siervos tuyos, y gobernamos en tu nombre. Volveremos a engañarlos, porque ya no te permitiremos que te nos acerques... 
Te digo que no hay para el hombre preocupación más grande que la de encontrar cuanto antes a quien entregar ese don de la libertad con que nace esta desgraciada criatura. Pero sólo se apodera de la libertad de las gentes quien tranquiliza su conciencia... Tú querías el libre amor del hombre, para que, espontáneamente, te siguiese, seducido y cautivado por ti... ¿Pero es que no pensaste que acabaría rechazando y poniendo en tela de juicio tu propia imagen y verdad, si los cargabas con peso tan terrible como la libertad de elección?... Existen tres fuerzas, sólo tres fuerzas en la tierra capaces siempre de dominar  y cautivar la conciencia de esos débiles rebeldes para su felicidad: milagro, misterio y autoridad... ¿Qué importa que ahora, por todas partes, se rebele contra nuestro poder y se ufane de su rebelión? Es la rebeldía de un niño y de un colegial... Pero el rebaño volverá a reunirse y otra vez se someterá, y ya para siempre. Entonces, nosotros les proporcionaremos la felicidad mansa, apacible de los seres apocados como ellos... Sí, nosotros les obligaremos a trabajar; pero en las horas de asueto ordenaremos su vida como un juego de niños, con infantiles canciones, coros e inocentes bailes. ¡Oh, les absolveremos de sus pecados: son débiles y sin bríos, y nos amarán como niños por consentirles pecar! Les diremos que todo pecado será redimido, si lo cometieron con nuestra venia; les permitiremos pecar porque les amamos. El castigo de tales pecados cargaremos con él... Y no tendrán secreto alguno para nosotros. Les consentiremos o les prohibiremos vivir con sus esposas y queridas, tener o no tener hijos - todos contando con su obediencia - y ellos se nos someterán con júbilo y alborozo. Los más penosos secretos de su conciencia, todo, todo nos lo traerán; y nosotros les absolveremos de todo, y ellos creerán en nuestra absolución con alegría, porque les librará de la gran preocupación y las terribles torturas actuales de la decisión personal y libre. Y todos serán dichosos, todos esos millones de criaturas. Excepto los cien mil que sobre ellos dominen. Porque sólo nosotros, los que guardaremos el secreto, sólo nosotros seremos infelices. 

viernes, 10 de junio de 2016

VIERNES 10 DE JUNIO, El hombre que todo lo podía.

Había una vez un hombre que lo podía todo. 
No sé si era un hombre del tiempo en que las magias eran verdaderas o un hombre que llegó a conseguir todo lo que el condición terrena se puede alcanzar. Su nombre era simplemente el-hombre-que-todo-lo-podía. 
Cierto día, el-hombre-que-todo-lo-podía se cansó del tráfago de su metrópoli y buscó lugares solitarios para poder oír el silencio y gozar de la tranquilidad de estar parado. Pasados algunos días, comenzó a reflexionar y con la reflexión vino la turbación. Se dio cuenta de que no esta parado en absoluto. Se encontraba girando a una velocidad de 1.700 km. por hora, pues ésta es la velocidad con que gira la tierra sobre su eje. Se cansó de la tierra, que lo arrastraba todo irresistiblemente. 
Como era el-hombre-que-todo-lo-podía, resolvió abandonar el suelo terrestre y situarse por encima de él, más allá de la estratosfera, en el tranquilo silencio de su satélite. Corría mucho; pero, al menos, giraba sobre su eje a una velocidad inferior a la de la tierra. Pero cierto día se sobresaltó su corazón. Se percató de que nada había conseguido en su huida. En realidad estaba girando junto con la tierra y con todos los seres que se hallan bajo su campo de atracción, a 107.000 km. por hora alrededor del sol. 
Ideó una solución que le iba a garantizar su tranquilidad. Decidió salirse totalmente de la órbita terrestre. Y fijó su morada más allá de la órbita de Júpiter. Allí iba a estar, por fin, libre de la asfixiante velocidad de la tierra. Pero al poco tiempo volvió a sentirse súbitamente preocupado. Pese a haberse alejado mucho de la tierra, no había logrado todavía huir del sol. Con el sol y todos los demás planetas del sistema solar, se encontraba girando  a 774.000 km. por hora en torno al centro de nuestra galaxia. 
Como era el el-hombre-que-todo-lo-podía, decidió trasladarse fuera de nuestro sistema solar. Buscó otros parajes cósmicos. Se instaló allí, tan lejos y tan tranquilo, que le importaba muy poco saber en qué sistema estaba situado. Por lo menos estaba fuera de las vertiginosas velocidades del sistema solar. 
Pero cierto día tropezó con un dato que le quitó por completo la tranquilidad que había encontrado. estaba, efectivamente, girando a una velocidad de locura, 2.172.000 km. por hora, acompañando a nuestra galaxia en un viaje en torno al centro de un conjunto de 2.500 galaxias vecinas. 
Se enfureció. Intentó todo lo que podía (no olvidemos que se llamaba el el-hombre-que-todo-lo-podía); se puso a andar en sentido inverso al movimiento de la galaxia, despacio, muy despacito. Con relación a la velocidad exorbitante de los demás podía sentirse verdaderamente parado. 
Pero cierto día enmudeció aterrorizado e impotente. Se dio cuenta de algo terrible, para su tranquilidad: integrado en el conjunto de todos los cuerpos celestes (tierra, sol, galaxias, conjunto de galaxias) estaba corriendo, o mejor, huyendo, a una velocidad de 579.000 km. por hora, de un punto del espacio donde, muy probablemente, todos los cuerpos celestes tuvieron su origen en una gigantesca explosión ocurrida diez mil millones de años antes. 
El-hombre-que-todo-lo-podía, repentinamente, intuyó que no podía más. Por más que huyera, no huía suficientemente. Estaba llevado por algo mayor que él, que lo envolvía. Buscar la tranquilidad significaba perderla. 
Y el-hombre-que-todo-lo-podía renunció a su nombre y a sus pretensiones. Regresó humildemente a su tierra y, una vez en ella, tornó a su casa. Se sentó tranquilamente en su balcón y aprendió a contemplar con tranquilidad las cosas que, a pesar de las velocidades a que estaban sometidas, no se alborotaban ni se enfurecían, sino que estaban como paradas en su serena tranquilidad y en la tranquila serenidad de una naturaleza muerta. Aceptar y acoger la velocidad era encontrar la tranquilidad. Era encontrar la gracia de todas las cosas.

jueves, 9 de junio de 2016

JUEVES 9 DE JUNIO, la historia de la humanidad


El planeta tierra empezó a existir hace 460.000 millones de años. Si condensamos este inconcebible espacio de tiempo algo más comprensible, podemos comparar la Tierra a una persona de 46 años de edad. 
Nada se sabe acerca de los siete primeros años de la vida de esa persona, y mientras que sólo disponemos información muy dispersa de su edad media, sabemos que sólo a los 42 años empezó la Tierra a florecer. 
Los dinosaurios y los grandes reptiles no aparecieron hasta hace un año, cuando la persona contaba con 45 años. Los mamíferos llegaron sólo hace ocho meses y hacia la mitad de la semana pasada, simios semejantes a hombres evolucionaron hacia hombres semejantes a simios. Durante el último fin de semana, la última glaciación envolvió la Tierra. 
El hombre moderno ha existido desde hace cuatro horas. Durante la última hora ha descubierto la agricultura. La revolución industrial empezó hace un minuto. Durante esos sesenta segundos de tiempo biológico, el hombre ha hecho un basurero de un paraíso. 
Se ha multiplicado hasta proporciones de plaga, ha causado la desaparición de quinientas especies animales, saqueado el planeta en busca de combustibles. Y ahora se encuentra como un bruto, recreándose con los espantosos resultados de su rápida escalada por alcanzar el dominio, al borde de una guerra que acabe con todas las guerras y destruir así eficazmente este oasis de vida en el Sistema Solar. 

miércoles, 8 de junio de 2016

MIERCOLES 8 DE JUNIO, Bienaventurados

Bienaventurados los que saben
reírse de sí mismos,
¡porque no acabarán nunca de divertirse!
Bienaventurados los que saben distinguir
una montaña de un guijarro,
¡porque evitarán muchos fastidios!
Bienaventurados los que saben reposar
y dormir sin encontrar excusas,
¡porque serán sabios!
Bienaventurados los que saben
escuchar y callar,
¡aprenderán cosas nuevas!
Bienaventurados los que están atentos
a las necesidades de los demás,
sin sentirse indispensables,
¡serán dispensadores de alegría!
Bienaventurados vosotros
si sabéis mirar seriamente
las cosas pequeñas,
y tranquilamente las cosas importantes,
¡iréis lejos en la vida!
Bienaventurados vosotros
si sabéis apreciar una sonrisa
y olvidar una afrenta,
¡vuestro camino está lleno de sol!
Bienaventurados vosotros
si sabéis interpretar con benevolencia
las actitudes de los demás,
aun contra las apariencias:
seréis tomados por ingenuos,
¡pero este es el precio de la caridad!

Bienaventurados los que piensan
antes de actuar,
y que oran antes de pensar,
¡evitarán estupideces!
Bienaventurados vosotros,
que sabéis reconocer al Señor
en todos aquellos que os encuentran,
¡habéis encontrado la luz

y la verdadera sabiduría!

martes, 7 de junio de 2016

MARTES 6 DE JUNIO. La cuadri del hospi


Iniciativas como estas son las que crean Reino de Dios.

Y casualmente, una de nuestras compañeras lo crea.

La asociación “La Cuadri del Hospi” se ha propuesto mostrar la otra cara de lo que supone vivir con cáncer desde muy temprana edad. “Son capaces de vivir días, semanas, meses en una habitación de un hospital o de casa, y aún así no quejarse, solo esperar a ese momento que la enfermedad les permita disfrutar”, explican en un comunicado.
“Estos niños son maestros en la lucha contra el cáncer. Con muy poca edad se tienen que despedir de un compañero de habitación, de pasillos de juegos de hospital, de colegas de la ‘Cuadri’, añade el texto de la asociación.

lunes, 6 de junio de 2016

LUNES 6 DE JUNIO. Ausentes

Según antiguas tradiciones tibetanas, Dios viene muchas veces a visitarnos a cada uno, pero se marcha porque sencillamente no nos encuentra. No estamos en casa. Es decir, que no estamos donde estamos. Que estamos presentes, sí, corporalmente, físicamente donde está en aquel momento nuestro cuerpo externo, pero que nuestra mente, nuestra alma, nuestra conciencia están lejos, están dispersas, están perdidas sin saber dónde están. Dios llama a la puerta, pero no hay nadie en casa. Nadie contesta. Se pone ante nuestros ojos, pero no le vemos. Habla a nuestro interior, pero no le escuchamos. No estamos en casa. Estamos ausentes de nosotros mismos. Ésa es nuestra dolencia.
Una visita de cortesía no es un encuentro de conciencias. Un apretón de manos puede ser un mero frotar de piel. Y con frecuencia estamos fuera de nuestra piel. Dios no nos encuentra porque nosotros no nos hemos encontrado a nosotros mismos.
Ése es el secreto del recogimiento, la contemplación, la unión: estar en casa cuando Dios llama.
Carlos G. Vallés

Vida Nueva, nº 2031 de marzo del 96

jueves, 2 de junio de 2016

JUEVES 2 DE JUNIO, Bienaventurados

Bienaventurados los no-violentos
que no buscan el poder y
saben que a sus cuerpos les
crecen manos para dar y no
puños para golpear.

Bienaventurados los no-violentos
que ya no se adaptan a las
exigencias de los tecnócratas
ni a las normas de una sociedad
de consumo enloquecida.

Bienaventurados los no-violentos
que no se dejan amilanar
por el abuso de poder de los fuertes.

Bienaventurados los no-violentos
que siempre están del lado de los
más débiles dondequiera que los
hombres son víctimas de los hombres,
y no se cansan de responder por
los derechos de los oprimidos.

Bienaventurados los no-violentos
que tuercen la espiral de la violencia
en el mundo en una espiral de
amistad y amor. Son como la corriente
en el lecho de un río que pule los
cantos hasta que siguen la corriente.
Con suave violencia conquista
el corazón del hombre.

Phil Bosmans.

WEDNESDAY, MARCH 17. SAINT PATRIK DAY

THE NAME OF THE FATHER, AND THE SON, AND THE HOLY SPIRIT, AMEN VENERABLE MARY WARD, PRAY FOR US