Jeremías 17,8:
… sera como un arbol plantado al borde de la acequia,
que a la orilla de la corriente echa sus raíces: no temera
cuando viene el calor y estara su follaje frondoso; en ano de
sequía no se inquieta, ni
se retrae de
dar fruto.
Reflexión:
del árbol del Instituto –
un árbol floreciente y robusto pero
también realista, con las ramas podadas y
con áreas de vacío.
Pero ¿que nos dice a nosotras?
Las raíces son vitales para cualquier sistema vegetal, y son individuales
para cada tipo de planta; algunas tienen raíces primarias, simples, fuertes
y profundamente arraigadas en
la tierra, otras extienden
sus
redes a lo lejos con sistemas de ramificación, otras son una mezcla de las dos, pero
todas proveen acceso a la alimentación,
al agua y al equilibrio,
y sin ellas la
planta se marchita.
Es
lo mismo
para nosotras
-
si
somos capaces
de
desarrollar nuestro propio sistema de fuertes
raíces que nos unen
profundamente al suelo de
nuestra
relación personal con Dios, nuestro seguimiento de Mary Ward
y nuestras relaciones humanas, entonces vamos a encontrar el alimento y
el equilibrio que necesitamos para vivir vidas religiosas alegres,
capaces de
resistir los vientos inevitables del cambio
y de la decepción.
Una
de sus leales compañeras decía de Mary Ward:
El nombre de Jesús fue su primera y última palabra, el comienzo
y el fin de todas sus oraciones,
su
refugio en todos los peligros
y
su protección de
todos
los males.
Vita E 207
No hay comentarios:
Publicar un comentario