¡Han desfigurado a Jesús!
Han explicado todos los detalles de su vida
y no han dejado ni uno solo sin explicar.
Ya no interesas, Jesús. Ya no divides.
Ya no escandalizas.
Se ha desvelado el misterio
y lo hemos entendido todo.
Murió en una cruz,
pero es que iba a resucitar.
Se opuso a la ley, pero fue porque era Dios.
Sufrió mucho,
pero fue porque luego iba a gozar.
Produjo escándalo,
pero es que entonces no le entendían.
Le condenaron a muerte,
pero fue por equivocación.
Denunció a las fariseos,
pero es que eran uno hipócritas.
Quebrantó el sábado,
pero es que lo judíos
lo habían convertido
en una cueva de ladrones...
Ya no interrogas, Jesús. Ya no divides.
Ya no escandalizas. Se ha destapado la caja
y ha aparecido el misterio sin misterios.
Pero no, y mil veces no.
Te han secuestrado,
pero yo te recuperaré como eres,
sin explicaciones, intacto,
desnudo de vestidos
teológicos y coronas litúrgicas.
Te quiero desnudo, Cristo,
como fuiste, como eres hoy,
como serás mañana,
desafiante, interpelante, y amigo.
¡Inexplicable! Estoy harto de explicaciones.
Yo quiero ante el misterio solo estar,
quiero estar y adorar.
Murió en una cruz porque se ganó la muerte,
y no porque luego iba a resucitar.
Se opuso a la ley porque vivió sin ley,
y no porque fuera Dios.
Sufrió mucho porque amó mucho,
y no porque luego iba a gozar.
Produjo escándalos porque era escandaloso,
y no porque no le entendiesen
(¡Vaya si te entendían!).
Le condenaron a muerte
porque era reo de muerte,
y no por equivocación.
Denunció a los fariseos
porque se apoyaban en sus obras
y en la ley,
y no porque fueran unos hipócritas.
Quebranto el sábado,
porque el sábado está al servicio
del hombre,
y no porque eran unos exagerados.
Se cargó el templo
que el único templo es la fe,
y no porque lo hubieran convertido
en una cueva de ladrones.
Marchaos y dejadme solo con Él.
Dejadme solo, a la intemperie con Él.
No me expliquéis nada.
Marchaos y dejadme solo.
Que quiero ante el misterio solo estar,
solo estar y adorarlo.
Y seguirlo, seguirte, siempre.
a tu calor, caliente, caminando...
Patxi Loidi. “Gritos y plegarias”, p. 524
No hay comentarios:
Publicar un comentario