martes, 7 de marzo de 2017

MARTES 7 DE MARZO, Empieza en mi

MUCHOS CRISTIANOS TAMBIEN PEDIMOS LA IGUALDAD DENTRO DE NUESTRA IGLESIA

Para saber de qué estamos hablando, es preciso hacer un poco de historia. Creo que se puede afirmar, sin equivocarse, que la relación entre la teología y las mujeres, durante siglos, ha sido problemática. Hasta hace muy poco, a las mujeres se les ha negado su condición de sujetos teológicos. Durante casi dos mil años, por tanto, han sido consumidoras pasivas de una interpretación teológica y una proclamación de la fe elaboradas exclusivamente por varones y, en su mayoría, clérigos.
Sin embargo, la condición femenina sí ha sido objeto de reflexión teológica y tema habitual de la predicación, y no para meditar sobre lo femenino como modo de ser de lo humano, sino para explicar cuestiones tan fundamentales para la humanidad como el origen del mal, el dolor y la muerte, asociados –como todos sabemos– al pecado original y, más concretamente, a Eva. Así, la mujer ha sido considerada secularmente como agente de Satán –Eva culpable que trajo el mal al mundo–, y su cuerpo, percibido como impuro, ha sido interpretado como ocasión de pecado, obstáculo entre Dios y los hombres, y causa del imperfecto parecido entre la Divinidad y las mujeres.



Por otra parte, se sublimó la maternidad como meta y realización de las mujeres y como expiación de su culpa. Fueron consideradas, por tanto, como cuerpos destinados o bien a la iglesia –las vírgenes, cuya maternidad se considera espiritual–, o a la familia –las madres–, pero siempre pasivas y receptoras. En este contexto, las que se atrevieron a asumir un papel activo –y siempre las hubo– fueron criticadas, perseguidas e incluso asesinadas por ser mujeres y no permanecer en el lugar asignado a su sexo. Mary Ward es un claro ejemplo.


Este discurso eclesiástico sobre la mujer se convirtió en un pilar fundamental para sostener y reforzar el orden social patriarcal en Occidente, Es cierto que el cristianismo no inventó el patriarcado, pero también lo es que las teologías cristianas contribuyeron a alimentarlo y consolidarlo durante siglos. Quizá porque la propia Iglesia adoptó dicho orden en su estructura interna, a pesar de que Jesús llamó a las mujeres y a los varones a un discipulado de iguales.


Señor, Jesús, Tú que nos llamaste a mujeres y hombres a tu discipulado por igual. Ayudanos 
oír tu llamada.



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WEDNESDAY, MARCH 17. SAINT PATRIK DAY

THE NAME OF THE FATHER, AND THE SON, AND THE HOLY SPIRIT, AMEN VENERABLE MARY WARD, PRAY FOR US