El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 se propone garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todas las personas. Lograrlo sólo será posible si gobiernos y organizaciones se ponen manos a la obra con seriedad y rigor. Hay suficiente agua dulce en el planeta para lograrlo, pero el reparto es extremadamente desequilibrado y se estima que para el año 2050 al menos un 25% de la población mundial vivirá en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce.
En el Día Internacional del Agua, recordamos que la sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición. Esa escasez, junto con la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado repercuten en la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la oportunidad de educación para las familias.
La escasez de agua potable y de saneamientos es la causa principal de enfermedades en el mundo y unos 4.500 niños y niñas mueren a diario por carecer de agua potable y de instalaciones básicas de saneamiento. Otros muchos padecen mala salud, su rendimiento se ha visto disminuido y han perdido la oportunidad de recibir una educación.
Además, el acceso al agua tiene un marcado componente de discriminación de género: normalmente son las mujeres y niñas quienes se encargan de conseguir agua para las familias. Por término medio, las mujeres y niñas de los países en vías de desarrollo caminan 6 kilómetros al día, transportando 20 litros de agua, lo que reduce de manera considerable el tiempo que podrían utilizar para otro trabajo o para asistir a la escuela.
Por todas estas razones, en este curso 2017-2018, en Fundación Mary Ward estamos trabajando muy estrechamente con los colegios BVM el tema del agua, poniendo el foco en algunos de nuestros proyectos en los que el acceso es fundamental para conseguir el desarrollo de la comunidad.
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