Señor:
Tú llegas a nuestro mundo
y nos invitas a abrir la puerta
de nuestro corazón
a todos los hombres.
Tú
ya nos dijiste
que
eres Tú quien viene
cuando
alguien llama
a
nuestra puerta.
Tu
palabra es ésta:
“He
aquí que estoy a la puerta y llamo.
Si
alguno oye mi voz
y
abre la puerta,
Yo
entrará y cenaré con él
y
él conmigo”.
Señor:
que
sepamos escuchar tu voz,
esa
voz que nos llega
por
nuestros hermanos.
Que
abramos la puerta
para
acogerte a Ti,
y
en Ti a todos los hombres.
Señor, que sepamos escuchar la voz de los sin voz
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