ORACIÓN PARA LOS JÓVENES
Señor, mi juventud es extrema como extremo es el amor que tengo por la
vida. Me gusta el deporte, los chicos/as, me gusta la diversión, los baños de
sol, incluso salir a la noche. Me cuesta levantarme, ayudar a mis padres, estudiar
las materias. Mi mente vuela detrás de lo que quiero hacer mañana o el fin de
semana.
Dios mío, a ti casi no te presto atención, ¡cuán alejado estás de lo
anterior! Y, sin embargo, hoy ha renacido en mi la esperanza cuando escuchaba a
alguien decir que todo lo anterior no lo condenas, todo lo contrario, te
alegras de mi alegría, de mis juegos, de mis amores y me animas a que estudie,
a que ayude, pues tan solo quieres para mi la felicidad; sí, esa que da alas,
esa que me hace verte y sentirte más cercano, más próximo. Sí, tienes razón, lo
único que diferencia a unos jóvenes de otros es la conciencia de “Tu
Presencia” en todo, la confianza de que estás ahí y que aunque en ciertos
momentos no te tenga presente en mi mente, sin embargo te tengo en mi corazón.
Y esto me da paz, porque ¡qué importante es tener siempre a alguien a quien
recurrir en caso de un suceso alegre o triste y saber que me entiendes, me
comprendes, me amas y vas sembrando mi camino de flores, aunque a veces en el
transcurso de este se me meta alguna china en el zapato!
¡Qué importante eres para mi! Esto lo voy descubriendo poco a poco
a medida que me acerco a ti, a medida que voy recorriendo el camino.
Señor, qué más puedo decir, ¡que estoy feliz!
El amor es así, ¿no?
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